Bienvenidos a un nuevo mundo. Uno donde Donald Trump es presidente, Reino Unido se va de Europa y otros cambios políticos de igual envergadura se perfilan en el horizonte – como la posible victoria de la líder francesa de ultra derecha Marie Le Pen, que podría llegar a la presidencia-. A la luz de todos estos cambios, las redes sociales parecen haber jugado un papel fundamental pero, además, en las históricas elecciones de Estados Unidos, también lo han hecho un grupo de jóvenes macedonios.
Los mayores cambios políticos están impulsados por los ciudadanos, gente que confían en la información que se publica en los periódicos y portales de noticias para tomar una decisión formada. La forma en que la gente consume información ha cambiado de forma radical de un tiempo a esta parte, los medios sociales juegan ahora un papel principal en las decisiones políticas y han sido utilizados de forma efectiva para propagar información con una rapidez nunca vista antes.
Por desgracia, este hecho parece haber tenido parte de culpa en los resultados de las elecciones de Estados Unidos. Algunos han visto la oportunidad perfecta para sacar provecho de la situación política, que ha generado acalorados debates entre afines y detractores en las redes sociales. De hecho, se han publicado muchas noticias falsas e historias inventadas, diseñadas al milímetro para convertirse en fenómenos virales, de esto ha resultado un negocio más que lucrativo para aquellos que están detrás de todo el engaño. El resultado: un negocio más que lucrativo para aquellos que están detrás de todo el engaño.
Este “modelo de negocio” ha adquirido especial importancia durante las elecciones presidenciales de EEUU por el gran interés que han suscitado y la acalorada campaña que ha dividido al país. Uno de los sitios que más éxito tienen es National Report, la página web crea historias falsas y las comparte en Facebook para que se conviertan en contenido viral.
La clave parece ser un potente titular y una fotografía que funciona como un clickbait (contenido que solo tiene la intención de generar ingresos publicitarios). Una de sus noticias que más éxito han tenido habla sobre un pueblo de EEUU que fue puesto en cuarentena por una amenaza de Ébola (que no es cierta), afirmando que cinco miembros de una misma familia habían dado positivo en un test de la enfermedad.
El dueño de la página web Allen Montgomery (nombre ficticio) explicó a la BBC los motivos que le han llevan a engañar a la gente con tanto descaro. “Hay veces que esto es como un a droga”, dijo Montgomery a la cadena pública británica. “Me encanta ver como aumenta el tráfico de la página web y como la gente pica, lo encuentro de lo más divertido”, añadió.
Los chicos de los Balcanes
Los americanos no son los únicos que se están beneficiando de esta engañosa forma de ganar dinero, también una pequeña localidad de Macedonia, en la región de los Balcanes, que se ha convertido en cuna de noticias virales sobre Donald Trump. El pueblo, llamado Veles, aloja más de 100 sitios web dedicados al nuevo presidente de los Estados Unidos y a las elecciones de 2016, que han pasado a ser una auténtica mina de oro.
Todo este espíritu emprendedor viene de un grupo de jóvenes, algunos de ellos estudiantes, que buscan hacer dinero fácil. La centena de sitios web promueve y apoya la agresiva retórica pro-Trump dirigida a los americanos más conservadores, con la esperanza de que la gente participe en masa y obtener beneficios rápidos.
Y esto no es difícil cuando hablamos del público estadounidense: un clic de uno de sus ciudadanos tiene cuatro veces más valor que el de cualquier otro que esté fuera de las fronteras de EEUU. El sensacionalismo encuentra su lugar perfecto en las redes sociales, un entorno que por su propia naturaleza permite la fácil difusión de noticias falsas a un ritmo vertiginoso -y nadie parece estar muy interesado en saber si son ciertas o no-. Winston Churchill estuvo muy acertado al decir que “una mentira puede darle la vuelta al mundo antes de que la verdad tenga la oportunidad de ponerse los pantalones”. Y eso que no tenía ni idea de lo que venía con el mundo digital.
Antes de que alguien tuviera tiempo de comprobar si las historias eran reales o no, estos cazafortunas digitales llegaban a amasar una fortuna, normalmente a través de AdSense o anuncios de terceros. Algunos habitantes de Veles han afirmado que los jóvenes autores de las noticias falsas se embolsan hasta 5.000€ al mes e incluso pueden llegar a ganar 3.000 € al día, si la historia es especialmente popular.
¿Cómo ha afectado todo esto a la política?
Las historias falsas no parecen haber tenido un efecto directo sobre los resultados de las elecciones, pero si podrían justificar algunas creencias que se han convertido en un problema y han influido en la manera en que los votantes han tomado su decisión. Una historia sensacionalista tiene el poder de reafirmar lo que una persona ya cree de antemano, aunque se haya comprobado que es falso. También puede apoyar ciertos prejuicios que la gente podría dejar atrás si recibiese información adecuada y veraz. El mejor ejemplo es el apoyo incondicional que ha recibido Trump, a pesar de los numerosos escándalos que le han salpicado y que habrían acabado por hundir a cualquier candidato.
Este fenómeno está afectando también a los sitios de noticias reales, tal y como apuntó Craig Silverman, editor y fundador de Buzzfeed Canadá, al asegurar que hay periódicos serios que pueden llegar a hacerse eco de este tipo de información cuando empieza a atraer la atención pública. “A partir de ahí, todo se convierte en una reacción en cadena: un periodista con credibilidad lee la historia y escribe algo rápido sobre ella, porque muchos de ellos están intentando escribir el mayor número de noticias posibles para atraer más tráfico y atención social. El incentivo está claro: producir más y comprobar menos”, añadió.
En medio de este shock debemos también asumir que la política no es lo único que está cambiando, la información que recibimos y como llega hasta nosotros ha evolucionado con las redes sociales. Lo mejor, ante este escenario, es no creer todo lo que leemos en los periódicos, mucho menos lo publicado en internet, debemos extremar nuestro filtro cuando nos encontramos con este tipo de información, para huir así de las trampas digitales.
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